Según explica el nuevo decreto 571/2020, publicado en el boletín oficial, el rol de las fuerzas militares estará limitado únicamente a las agresiones de un Estado externo.
Se dejaría sin efecto las tareas de control de frontera que se llevaron a cabo desde el mandato de Néstor Kirchner, y las misiones de apoyo a las fuerzas federales establecidas durante los 4 años en que Mauricio Macri estuvo en el poder.
El Decreto instruye al Ministerio de Defensa para elaborar una nueva directiva de política de Defensa Nacional hacia un nuevo ciclo.
En tal sentido por ejemplo, la crisis atravesada por Venezuela ya no es considerada un problema regional, como si lo sería el fuerte poder militar de Estados Unidos, que «trae consecuencias en la agenda y el escenario internacional en materia de defensa y seguridad internacional”.
La lucha contra el narcotráfico o el crimen organizado era una directriz firme en términos de Defensa que tenía el gobierno anterior.
La directiva de la gestión anterior consideraba que los pasos del gobierno de Nicolás Maduro para «consolidar un régimen autoritario» y la crisis humanitaria venezolana atentan «contra la consolidación de la zona de paz sudamericana».
En tal sentido, en los últimos días el Gobierno de Alberto Fernández se abstuvo ante la OEA de acompañar la resolución en la que se condena el continuo acoso por parte del régimen de Nicolás Maduro, contra las funciones que las leyes venezolanas le otorgan a la Asamblea Nacional, a los partidos políticos e instituciones democráticas.
En otro orden, a partir de la vigencia nuevamente de los decretos anteriores, las decisiones sobre incorporación de personal civil volverán a estar en manos de Defensa y no de las Fuerza Armadas.
Hoy, las fuerzas militares se encuentran dando apoyo de todo tipo ante la pandemia del COVID 19. Por un lado ejercen un férreo control en la población para que cumpla la cuarentena y, por otro lado, el Ejército da comer a los sectores muy pobres en distintos puntos del país.
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