
“Salíamos todos apretujados pero felices a recorrer nuestras amadas sierras cordobesas, con esos colores incomparables y sus olores característicos que te hacen sentir libre, salvaje y natural.
Conozco cada rincón de mi querida Córdoba gracias al aventurero de mi padre. Kilómetros y kilómetros recorridos en los más variados horarios y épocas climáticas, en medio del calor abrazador y el frío que cala los huesos, en medio de la maravillosa nieve y la aterradora tormenta, ante la desesperante corriente sin riendas de las inundaciones serranas”.
Palabras de Flavia, integrante del equipo de elfederalnoticias.com que hablando de “Lugares” nos invita a viajar a su Córdoba natal.

Ubicada en el centro del país limita al norte con Catamarca y Santiago del Estero al este con Santa Fe al sureste con la Provincia de Buenos Aires, al sur con La Pampa y al oeste con San Luis y La Rioja. Es la provincia con mayor cantidad de puntos turísticos del país, rica en historia y diversidad de recursos geográficos que convierten a su gente en excelentes anfitriones.
El clima también es un gran aliado para su estadía. Entre tantos de esos lugares, nos encontramos con Los Gigantes.
Un sistema montañoso que se ubica en el extremo sur del departamento de Cruz Del Eje a 28 km de la localidad de Tanti sobre la Ruta provincial Nº 28 y a 80km de Córdoba Capital (Con tonada).
Pertenece al extremo norte de las Sierras Grandes. La formación se remonta a 300 y 350 millones de años atrás. El macizo es atractivo por las grandes piedras graníticas que generan siluetas de incontables formas. Un laberinto, que puede desorientar hasta al más aventurero, si no se camina con mucha atención.
Los Gigantes es uno de los centros de escalada en roca más importantes del país. Sus paredes poseen unas 400 rutas equipadas de escalada deportiva.

La zona de Los Gigantes se encuentra incluida en el Corredor turístico denominado “Huellas de nuestro pasado”, que incluye la Estancia Jesuita La Candelaria, Parador Río Yuspe, Parador del Valle, Casas Nuevas, Valle de los Lisos, Alto de Los Gigantes, Reserva Cerro Blanco, Casa de Té Brujas, Hostel Aneley y Posada del Bosque.

Visitar Los Gigantes es encontrarse con grandes formaciones de piedra, testigos de innumerables caminantes, que se elevan con su imponente presencia.
Para comenzar a ascender hay que prepararse, saber que se caminará desde un mínimo de tres horas hasta casi un día o más, según la avidez de los interesados.
En su recorrido hasta la cima hay variedad de atractivos y refugios así como un centenar de sendas, alternativas de alojamiento privado y avistaje de animales, cabalgatas, hasta caminatas nocturnas para disfrutar de la vía láctea en una altura que acorta la distancia.

En ese muro imponente de piedra maciza también se desarrolla la actividad de la Escuela Nuestra Señora del Valle, pequeña institución educativa de montaña ubicada atrás del refugio de Villa Amelita.
Asisten niños y adolescentes de Nivel Inicial, Primario y Secundario, con dos preceptores de albergue, un cargo directivo y un encargado de mantenimiento de manera permanente.
En la escuela- albergue se vive de lunes a viernes, como si fuera una gran familia, cuentan referentes de la misión de la escuela encomendada a la Fundación Manos Abiertas con el objetivo de “acompañar y sostener la misión educativa, concientizando en la región la necesidad de formación y educación”.

Se suben y se bajan cerros por caminos que a veces se hacen intransitables para llegar. En lo escondido de las quebradas, con inviernos largos y fríos, entre sus imponentes paisajes hay casitas con familias que apuestan al futuro.
Pareciera en medio de la nada pero entre las piedras y el amor de la rutina diaria, le hacen frente a la educación rural.

Entre los más de dos mil metros de piedra, que suelen desafiar escaladores y aventureros se encuentra una escuela de Gigantes.
Resulta “lejos y alto”, cerca del cielo donde el viento y la lluvia tallaron enormes formas en las paredes de granito de la Sierra Grande de Córdoba.
Su aspecto áspero, de inmensos mogotes como las arrugas propias de una vejez de 350 millones se levantan Los Gigantes.

“Viví, crecí y aprendí con ese viajero que detiene el auto para observar el más minúsculo detalle natural que se nos presenta en el recorrido, que nos enseñó a apreciar los colores del cielo y la vegetación en cada rincón, el sonido de los animales en su hábitat natural, el fruto silvestre, el agüita del arroyo. Hoy son mis recuerdos más preciados, cuando cierro los ojos y acaricio mi alma infante”.
Para Flavia seguramente su papá ha sido ese “Gigante” que hizo de su Córdoba natal su lugar en el mundo.
