Solange de 35 años de edad, tenía cáncer de mama grado 4, lo que implica un estadio de gravedad y su deseo era despedirse de su papá Pablo.
CORDOBA: Oriundo de Plottier, Neuquén, viajó a Córdoba para llevar a su cuñada y poder ver a su hija por las restricciones sanitarias impuestas para enfrentar el Covid-19.
Solange la semana pasada tuvo que ser derivada a un Sanatorio en Alta Gracia debido a que su cuadro se agravó.
Pablo Musse, el papá de la joven, contó “que había salido el sábado 15 de agosto a las 20:00 desde Neuquén y que llegó al puesto de control sanitario de Huinca Renancó, en el límite sur de la provincia de Córdoba, el domingo a las 6 de la mañana y fue allí donde le dijeron –luego de efectuarle dos pruebas rápidas por COVID-19 cuyos resultados, aseveró, eran “dudosos”– que no podría seguir el viaje sin presentar un certificado con el hisopado (PCR) con resultado negativo”.
Su cuñada posee una discapacidad motriz y al momento de iniciarse la cuarentena quedó en Neuquén, por lo que ahora con todos los permisos necesarios volvía a su lugar de residencia, trasladada por el papá de Solange.
Ninguno pudo ingresar a Córdoba y fueron escoltados por la policía el mismo domingo de regreso a Neuquén.
Solange difundió una carta en la que expresaba su dolor por no poder ver a su padre en sus últimas horas de vida. “Ansiaba ver a mi tía y a mi papá. Estoy muy triste por todo lo que les hicieron. Los trataron como si fuesen delincuentes. Espero que esto que le pasó a mi familia no le suceda a nadie más”, expresó.
Pablo y Solange no podían verse desde marzo y su enfermedad se agravó estos últimos meses. A la distancia sobrellevaban las medidas hasta que el desenlace resultó ser el peor, fallecer con el deseo de abrazar a sus seres queridos.
El hisopado que debía esperar le dió negativo pero ya era tarde para ingresar a la provincia de Córdoba, su hija no alcanzó a verlo.
Las medidas de prevención chocaron de frente con el dolor de un padre y una hija frente a la muerte, situación desgarradora con la que cualquier ser humano puede sentirse identificado.
Los protocolos de seguridad no pueden traspasar los límites de compasión frente al último suspiro de un ser querido, además del derecho individual de correr cualquier riesgo por un hijo.
Cuando el sentido común no es el mas común de los sentidos.
