Aquí en comunidades pequeñas del interior de nuestra querida Argentina, existen tantas historias y cuentos como protagonistas, comúnmente lo llamamos “historias de los personajes de mi pueblo”.
Cantidad de cuentos se repiten a través de generaciones dependiendo de la memoria de los relatores.
Infinidad de veces nos hemos planteado en charla de amigos la complicada posibilidad de que alguien, se tome el trabajo de escribir todas estas historias y quede algún registro para que no se pierdan.
A favor nuestro juegan conocidos humoristas que van utilizando estas anécdotas y las transforman en sus cuentos para engrosar sus repertorios.
Cuentos de campo y relatos de pueblo chico contados por personas memoriosas dispuestas a compartir un pedacito de historia.
Todas estas cosas se han visto amenazadas por el olvido y por el aislamiento social que trajo esta pandemia.
Uds. me dirán con acierto que esto también será parte de nuestra historia, y pronto estaremos recordando este mal trago.
Todos extrañamos las reuniones en el taller, en la peluquería o donde sea, escuchando historias que algún personaje relata.
Nuestros días se repartían entre el trabajo y la juntada con amigos y esta manera de vivir se ha visto amenazada.
De todas maneras recuerden que la vida es aquello que nos va pasando mientras estamos ocupados haciendo otros planes.
Mientras tanto hagamos memoria e intentemos inmortalizar dichos y cuentos que nos contaron para que no mueran en el olvido.
Nuestra idiosincrasia seguirá intacta a pesar del coronavirus, a pesar del tiempo; a pesar del olvido.
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