Recuerdo que cuando era chico, mi abuela María, mis tíos, o alguna vez mis padres me dieron plata para comprar golosinas en la despensa del barrio y me permitieron ir solo.
Y recuerdo bien que me hacían un rollito con el billete para que no se me perdiera en el camino.
Con cuidado al cruzar la calle apuraba el paso hasta lo del Cordobés con el rollito en la mano.
Llevaba toda la ilusión de poder comprar muchas golosinas con lo que tenía.
Mi problema en ese momento era no conocer la plata y no saber sumar.
La solución era la confianza en el almacenero y el ingenio para hacer una buena compra.
Con total desparpajo, entraba a la despensa, y cuando me atendía el hombre con la lapicera en la oreja, abría mi mano y mostrándole mi rollito le soltaba la pregunta de rigor.
¿Para qué me alcanza todo esto?
Antonio, buen tipo y excelente amigo de la familia respondía mi pregunta enumerando las golosinas que podía comprar, yendo en contra de su propio negocio.
La verdad; no tengo ninguna duda que la plata no alcanzaba para nada… o no alcanzaba para tanto.
Hoy… con algunos años más y con la profesión que me ocupa me gustaría preguntarles a nuestros dirigentes.
¿Para qué nos alcanza la plata que pagamos de impuestos?
¿No alcanza para nada?
¿La tasa vial no alcanza para arreglar los caminos?
¿No alcanza para hacer funcionar el hospital?
El estado Argentino recauda impuestos, pero esos ingresos no alcanzan respecto a los gastos.
Para ser más claros se recauda solo el 86% de lo que se gasta.
La Argentina según datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos, AFIP, recaudó 400.000 millones de pesos en el mes de Abril.
¿Para qué nos alcanza todo esto?
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