
Por Sergio Capozzi
PARA EL FEDERAL NOTICIAS
¿Quién no tiene un amigo o conoce a un chino? El chino Tapia, el chino Romero, el chino Leunis, el chino Navarro, la china Suárez, el chino Leiva (destacado fotógrafo Barilochense). Particularmente, el gobierno tiene varios pero obviamente mucho más poderosos que los que uno puede tener.
En principio, parecería que el más poderoso es Yi Gang, presidente del Banco de la República Popular China que cada tanto y vaya a saber movido por qué resorte fraternal le gira miles de millones de yuanes a su par argentino.
Los vecinos de Bajada del Agrio, en la provincia del Neuquén, conocen a varios chinos más. Algunos de ellos son raros porque se presentan como amigos pero no te dejan entrar en su casa, donde la que flamea es la bandera roja con estrellitas amarillas. En honor a la verdad, no es propiamente una casa sino, aparentemente, una estación espacial instalada en medio del desierto, y decimos aparentemente porque nadie puede ingresar. En la puerta un simpático señor que sería de apellido Li, en medio de sonrisas y señas, se encarga de rechazar a cualquier curioso. Los alambrados de púas y las armas automáticas tienen gran poder de disuasión. Estas doscientas hectáreas y el misterio sobre lo instalado en ellas ha dado lugar a roces geopolíticos con los Estados Unidos y la Unión Europea.
Parece ser que, salvo los dueños de los supermercados con presencia en toda la Argentina (le mando un abrazo a Chang, dueño del super Amor, que suele sacarme de algún apuro), los orientales descendientes de Confucio tienen predilección por la Patagonia.
En Río Negro arrancaron con el proceso de resucitación de las minas de Sierra Grande y se comieron el amague de Alberto Weretilneck, hoy senador y candidato a gobernador que, durante su segundo mandato y en pleno romance con Macri, les prometió instalar ahí mismo una central atómica. Las cuentas de los hoteles nunca fueron canceladas.
Trasladándonos a la bendecida provincia de Santa Cruz, la también empresa china Eling Energía, informó que avanza a paso firme la construcción de las centrales hidroeléctricas Gobernador Jorge Cepernic y Néstor Kirchner. ¡En tu cara Lázaro Báez!
Si viajamos más al sur, a Tierra del Fuego, se puede observar que otros amiguitos chinos construyen un “puerto multipropósito” en Río Grande. La empresa de Beijing que está detrás del ambicioso plan es China Shaanxi Chemical Industry Group que además se comprometió a instalar una planta química y una central eléctrica en el mismo lugar. La gente es mala y comenta, algunos llegan a decir que bajo la excusa de un puerto, en realidad lo que China busca es construir una base naval con un muelle y salida al mar.
¿Cuál sería el objetivo de este puerto? Imposible saberlo a ciencia cierta, las caras y gestos de estos muchachos es difícil de descifrar, sin embargo, alguna pista parecen estar dando.
La flota pesquera de bandera china se encuentra en el borde de la zona económica exclusiva (ZEE), entre el paralelo 42 al 49 sur, desde fines del 2021 pese al compromiso del gobierno de ese país de suspender la pesca del calamar en la milla 201 en época de cría y desove. De manera anticipada, se inicia la zafra sin respetar el cronograma del Consejo Federal Pesquero de apertura del caladero (7 de enero pasado para la pesca del calamar entre los paralelos 49 y 52, y 21 de enero 2022 para el sur del paralelo 44) que, por motivos de sustentabilidad biológica del recurso, merece ser estrictamente observado incluso en la milla 201. Demás está decir que los códigos de pesca responsable son olímpicamente ignorados poniendo en peligro la sustentabilidad de uno de los recursos más importantes del mar argentino junto con la merluza y los langostinos. Ni hablemos de la alteración del ecosistema.
Un dato: a lo largo de 2021 embarcaciones chicas desconectaron sus sistemas de detección satelital más de cinco mil veces. Circulan en las redes sociales y en todos los medios infinidad de tomas fotográficas aéreas en las cuales se observa lo que aparenta ser una vista nocturna de una gran ciudad y en realidad se trata de millares de buques depredando nuestros mar y su incalculable riqueza. Hago una pausa: Esto no podría ser posible sin la complicidad de algunos amigos de los chinos que le brindan apoyo logístico. Y hablando de este tema, reabastecerse en el puerto de Montevideo es muy caro, primero porque el combustible cuesta tres veces más que en la Argentina y segundo porque el viaje ida y vuelta demanda varios días, durante los cuales se consume parte de ese combustible y no se pesca. Entonces, ¿no vendría fantástico tener un puerto en Río Grande a sólo un par de centenares de millas del lugar de depredación?
El primero de diciembre de 1959 se suscribió en Washington el Tratado Antártico que fue suscripto por Argentina, Australia, Bélgica, estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Reino Unido, Sud África y la por entonces Unión Soviética. China, no lo firmó.
Entre otras loables intenciones, en el tratado se remarca que los signatarios suspenden el pedido de soberanía sobre la región que, es una reserva de la humanidad y las bases allí instaladas serán con fines pacíficos de investigación. Nada de explotación comercial. China no abrió la boca.
Hace más de doscientos años Napoleón Bonaparte dijo: “China es un gigante dormido. Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo se sacudirá.” El punto es que ya despertó. Roguemos que nuestros gobernantes no se coman un cuento chino.