Mientras los días pasan, la situación económica en distintos países empieza a hacer notar sus vulnerabilidades. La economía argentina acentúa sus dificultades en un contexto convulso. Aquí, compartimos los 5 puntos clave:
1. Mientras la pandemia del coronavirus continúa, surgen los debates en todo el mundo, en relación a cuarentena y economía. En la Argentina, desde hace un par de semanas la cuarentena empezó a flexibilizarse, varias actividades fueron autorizadas a retornar y en otros casos la flexibilización es de hecho. En el caso de la economía argentina, el efecto de la cuarentena acentuó su fragilidad, así el EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica) del mes de marzo pasado, en relación al mismo mes del año pasado, registró una caída del 11,5%. Hay que tener en cuenta, que ya marzo del año pasado la actividad venía muy débil.
2. El derrumbe de la economía, se refleja, de acuerdo con datos del INDEC que de 15 sectores relevados en el EMAE, 14 mostraron caídas en marzo en la comparación interanual. En el primer trimestre del año, el EMAE cayó 5,4% respecto del mismo período de 2019, y 4,8% sin estacionalidad respecto del trimestre anterior. Es decir, la economía está en caída libre, y por eso se acentúa el debate entre cuarentena y actividad económica. Es claro, además, que el Estado argentino, no está en condiciones de amortiguar la caída. Si algo quedó muy claro, son los costos de un Estado que pesa mucho en la economía, el 42% del PBI, que la carga tributaria es muy alta, lo que induce a que casi la mitad de la economía se encuentre en la informalidad. La paradoja de un enorme Estado que no llega con la agilidad que debería hacerlo en casos extraordinarios.
3. En paralelo al desmoronamiento de la actividad económica, continúa el largo y desgastante proceso de reestructuración de la deuda bajo legislación extranjera. El viernes 22 de mayo se cumplió el plazo para llegar a un acuerdo con los bonistas para reestructurar la deuda. Es claro, que si bien, parece haber voluntad de alcanzar un acuerdo, por el lado de los bonistas y del Gobierno argentino, la situación se dilata, la economía no tiene rumbo y las amenazas de que la situación continúe agravándose son cada vez mayores. El Gobierno, no explicita un plan económico consistente, el plan es no tener plan. La emisión de moneda que ya alcanza los $800.000 millones desde comienzos de año, está llegando al límite, la cadena de pagos está maltrecha y lo único claro es que en este contexto lo que avanza día a día es el deterioro del cuadro social.
4. Si la pandemia y la cuarentena, tienen una alta incidencia en este contexto de debilidad macroeconómica. Pero, esto empezó a medidos de marzo, antes, tampoco el rumbo económico era claro. El gobierno, asumió prometiendo reimpulsar el consumo, sin mencionar el cómo. Independientemente de la pandemia, la economía argentina sigue atravesando una enorme crisis de confianza. Por ahora, el gobierno, que viene administrando razonablemente bien, la crisis sanitaria, no da señales de cómo administrará la aceleración del derrumbe económico.
5. El dólar, moderó la escalada alcista que venía mostrando desde inicio de mes, pero, en la medida que no haya claridad en determinadas pautas económicas, por ejemplo, un plan de reactivación, que si bien estará condicionado por la evolución de la cuarentena, muestra un horizonte creíble, la desconfianza persistirá y el dólar se tornará indomable. Claro, suba del dólar, en la economía argentina, quiere decir suba de precios, inflación y más deterioro social. La pandemia es una restricción, pero al parecer también una excelente excusa para seguir dilatando un programa económico.
*Economista
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