Se conoció un borrador de la mayoría conservadora del Tribunal, que dice que el fallo ‘Roe vs Wade’ del año 1973 debe ser “anulado”.
Hugo Roldán
El Federal Noticias

La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos (de mayoría conservadora) se prepara a derogar el histórico fallo Roe vs Wade, que consagra el derecho al aborto en el país desde el año 1973, según un borrador de opinión, de mayoritaria republicana.
Se trata de un giro de enorme impacto político que provocó repercusiones inmediatas y promete inflamar una guerra cultural histórica en el país y profundizar las divisiones.
La divulgación del borrador del fallo, una rara violación del secreto que caracteriza a los procedimientos de la Corte Suprema y de la tradición en torno a sus deliberaciones, llega en momentos en los cuales las restricciones al aborto han avanzado de manera drástica en los estados republicanos del país, que han aprobado leyes para limitar el derecho o directamente prohibirlo.
Este boceto, redactado por el juez Samuel Alito, repudia el pronunciamiento de casi 50 años y también avanzará sobre otro fallo de 1992, Planned Parenthood vs. Casey, que reafirmó el derecho al aborto.
“Sostenemos que Roe y Casey deben ser anulados (detalla el documento que circuló bajo el título La Opinión de la Corte). Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver el tema del aborto a los representantes electos del pueblo”.
Cabe remarcar que el dictamen final todavía no fue publicado (por lo tanto, la decisión todavía no está firme) y que los votos pueden alterarse antes de esa instancia.
En caso de ser publicado (se estima que podría suceder en los próximos dos meses), el dictamen pondrá fin a la protección constitucional federal del derecho al aborto y delegará la facultad de permitirlo o prohibirlo a cada estado.
Los estados demócratas, por el contrario, han buscado ampliarlo y facilitar el acceso de las mujeres al aborto. Estados Unidos se prepara desde hace meses a una posible revocación del fallo, una movida respaldada por el Partido Republicano y los conservadores, y rechazada por la izquierda, el Partido Demócrata y la Casa Blanca de Joe Biden.