El NO a un repositorio nuclear en la localidad de Gastre tal vez haya sido el levantamiento social más importante de Chubut y la Patagonia, para dar lugar a la organización de grupos y movimientos anti-minería que sigue vigente hasta nuestros días.

El proyecto de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómico) consistía en instalar un sumidero nuclear en Gastre, provincia de Chubut entre 1986 y 1996. En principio tenía la intención de trasladar los residuos radiactivos de las dos plantas de energía nuclear del país, Embalse (Provincia de Córdoba) y Atucha 1 (Provincia de Buenos Aires).
Los pobladores de Chubut comenzaron a organizarse, reunieron 8.000 firmas en octubre de 1986 y las entregaron al entonces presidente Raúl Alfonsín en una visita realizada a Trelew por su centenario.
En ese entonces, las posibilidades de comunicación no eran las mismas que hoy pero el rechazo de no querer convertirse en el bausero nuclear del mundo se hizo sentir.
Se dijo que el proyecto quedó paralizado, sin embargo luego de 1991 comenzó nuevamente el movimiento de la CNEA en la zona y en 1996 la Comisión de Energía de Diputados de la Nación aprobaría la construcción del basurero atómico.
Frente a ese avance el NO, comenzó a gestar lo que seria una de las marchas más significativas de Chubut para poner freno al orden político, en defensa de los intereses de una ciudadanía preocupada por el medio ambiente y defendiendo su derecho de reclamar.
La antesala de lo que aún sigue generando discusiones y por lo que la provincia cuenta con la Ley 5001, que prohibió la actividad minera metalífera en la modalidad de cielo abierto y la utilización de cianuro en los procesos de producción de minera en el año 2003.
Javier Rodríguez Pardo fue protagonista indiscutible de los debates de esa época. Ecologista, periodista y escritor que levantó la voz en contra de la construcción de este basurero durante los ochenta. Fue, además, partícipe de la Red Nacional de Acción Ecológica (RENACE); ferviente luchador contra la megaminería, el extractivismo y la energía nuclear. También escribió el Manifiesto Antinuclear de Chubut, donde se presentan las 40 razones que sentencian la instalación del repositorio nuclear en la Patagonia.

Tal manifiesto da inicio a las acciones colectivas que consiguen frenar el proyecto de la CNEA, dando nacimiento al Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH), como primera organización constituida íntegramente
por los vecinos de la provincia patagónica, una de las ONG más longevas del sur de Argentina.
Los intereses económicos y políticos que genera la discusión de la Minería siguen vigentes e interpelan a la Nación, las provincias y municipios a favor y en contra con las más variadas fundamentaciones.
Al igual que el espíritu de lucha y conciencia de aquellos pobladores que un 17 de junio de 1996 se encontraron en Gastre para gritarle al país y al mundo: “Chubut está de pie y le dice no al basurero nuclear”.
Los relatos periodísticos cuentan que fueron 16 colectivos y casi 50 camionetas los que trasladaron a los chubutenses hasta el poblado de Gastre, sin contar los vecinos que fueron en vehículos particulares desde Trelew, Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, Esquel, Bariloche e Ingeniero Jacobacci.
Una consigna era clara “hay que luchar contra el intento de los diputados nacionales de vulnerar la Constitución provincial del Chubut, que prohíbe expresamente la creación de un repositorio atómico en su territorio”.
La marcha de Gastre se constituye como uno de los primeros eventos en
Argentina en congregar voluntariamente a miles de habitantes en torno a un problema socioambiental.
24 años después el pasado resulta reciente.