Los aplausos en un principio y hoy, la soledad frente al retraso en el pago de haberes, que origina un penoso transitar diario en cada uno de los hospitales y salas de atención primaria que hacen frente al Covid-19 hace más de 70 días.
El hartazgo ya se evidencia hasta en los parajes más aislados del interior como lo son Cerro Cóndor en cercanías de Paso de Indios, por supuesto visibilizados en redes sociales donde trasciende un malestar que crece.
El Gobernador Mariano Arcioni anunció el pago a todo el sector el día miércoles 10 de junio, haberes del mes de Abril, sin contar que ya debe el mes de mayo.
El Ministro de Salud, Fabián Puratich, vivió el embate mediático de su salida del cargo y tuvo que enfrentar a sus colegas, por ser el área de donde viene, indicando que defenderá el reclamo desde adentro, frente a la crítica de haberse considerado al sector salud como primordial para el pago de haberes por ley en el marco del debate legislativo y no se ha cumplido.
La fecha de cobro no modifica en nada la realidad política, económica y social que atraviesa Chubut.
El gobierno no acusa recibo para diagramar un plan, las redes de contención comunitarias se encuentran desgastadas, cumpliendo un encierro que cada vez más naturaliza una realidad que parece vino para quedarse, una vez más.
El año pasado lo vivió el sector Docente con reclamos y acciones de todo tipo, hasta en las rutas; con la llegada de la pandemia se desdibujó y ya no interesa otro de los ámbitos fundamentales para el desarrollo individual y colectivo de la provincia.
Chubut representa las imperfecciones estructurales e históricas de prácticas políticas ligadas al clientelismo, al uso de los sindicatos como herramienta estatal y no al servicio de los trabajadores, a la apetencia política partidaria de un sector por sobre el bienestar común y la vida económica basada en la co-participación y regalías como único ingreso para distribuir, más los impuestos que no llegan para motorizar infraestructura o mejorar condiciones de vida de los sectores que más necesitan del Estado.
Estamos pagando una fiesta de la que el Gobernador no puede desentenderse, tampoco cada uno de los chubutenses.
El riesgo de no superar la crisis es compartido.
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