El pensador, Le penseur (en francés) o The thinker (en inglés) es una escultura impresionista de metal creada en el año 1881 por el escultor francés Auguste Rodin (1840-1917) para decorar el tímpano de La Porte de l’Enfer (La Puerta del Infierno). Representa lo universalmente transversal en nuestra calidad de seres humanos: la capacidad de pensar. Rodin, a pesar de no pertenecer oficialmente a ninguna corriente artística, logra con su particular técnica transmitir la acción de pensar en cada músculo, posición y mirada del personaje alegórico, convirtiéndolo en el pensador por excelencia.
La particularidad de El pensador no radica solo en la técnica y lo que representa sino también en su poder de evocar la capacidad de transformar el entorno que lo rodea. Transmite una emocionalidad universal y a la vez particular para cada individuo.
El pensador fue el primer encargo público al escultor Rodin y sería exhibido en el futuro Museo de París. El pensador iba a ser el poeta Dante Alighieri quién miraría de lo alto para su obra La divina comedia plasmada en las puertas del infierno.
El pensador o El poeta como fue llamado en sus primeros años por su ligación a Dante, fue exhibido por primera vez como pieza individual en el año 1904 donde recibió muchas críticas positivas.
La segunda reproducción de la obra más famosa de Rodin sería exhibida al frente del Panteón en París en el año 1906, año en que comienza un periodo de tensiones políticas y sociales. El pensador se convertiría en el símbolo del movimiento socialista francés durante todo ese periodo. La escultura de Rodin sería difundida y alcanzaría fama internacional.
Auguste Rodin comienza a recibir múltiples encargos de la escultura El pensador. A partir de la pieza original, Rodin pedía a sus asistentes el trabajo inicial de esculpir la forma y él se encargaba de dar los toques finales a sus pensadores.
El primer modelo de El pensador fue hecho de terracota y esculpido enteramente por las manos de Auguste Rodin. Luego Rodin construye un molde de escayola (yeso calcinado mezclado con agua) para las siguientes 50 reproducciones en bronce.
Auguste Rodin, el escultor más famoso de Francia, fue contemporáneo del Impresionismo y es considerado «el padre de la escultura moderna». Con él se acabó eso de buscar la mimesis y creó un nuevo concepto escultórico en lo referente al monumento y la escultura pública. Fue criticado en su época por lo «inacabado» de muchas de sus obras, pero ese modelado espontáneo y expresivo será, como sabemos, el futuro.
De formación neoclásica, Rodin bebió de artistas como Donatello o Miguel Ángel pero tenía un espíritu experimentador y audaz, en el que destaca una radical innovación (algo que lo enmarca de alguna forma en el movimiento romántico), por lo que vivió siempre envuelto en grandes polémicas en torno a su obra.
Su obra abarca toda la gama de posibilidades plásticas, de lo espontáneo al patetismo heroico. Para él, el caos podía ser una herramienta eficaz para plasmar sus intenciones. También estuvo vinculado al impresionismo, tanto por amistades como por el uso de la luz en sus obras.
Lo que quedó claro es que para el escultor, un artista no debía ser un esclavo del modelo. En su estudio-taller llamaba la atención ver a modelos desnudos sin posar y a Rodin observándolos en su libertad de movimientos y plasmándolos en su totalidad. Quizás por ello su obra sea tan poco rígida, tan viva y llena de matices.
Rodin trabajaba en yeso para criticar ese elitista circuito del arte y a su única escultura oficial: en mármol (blanco igual que el yeso, pero mucho más costoso). Su escultura era rebelde, joven, novedosa e irreverente.
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