El Coyte cumple con las funciones de Migración, controles de ingreso y egreso de ciudadanos, visitantes, turistas ya que se encuentra ubicado a 4km del límite con Chile.
Se accede por la Ruta provincial Nº 51 de ripio, a 48 km desde la localidad de Alto Río Senguer y 127km por la ex ruta 40 desde Río Mayo.
La ruta recorre el sudoeste de la meseta chubutense para llegar al control de Gendarmería y luego conectar con Pampa Alta, reten de Carabineros, para llegar a Ñirehuao en Chile y continuar a Coyhaique.
El Coyte tiene una historia de más de 60 años en el lugar. Quienes prestan servicio saben de su lejanía y soledad pero como centinelas de la Patria abocados a la tarea de resguardar los límites del país llegan al lugar para aprender a convivir consigo mismos, la naturaleza y el servicio.
Entre 5 y 6 gendarmes habitan una casa de construcción típica militar construida en la década del 50 en buenas condiciones, fría en verano y en invierno y generalmente acompañados por algún gato o perro que hacen las veces de anfitriones de un lugar compartido.
Seguramente es la postal de varios pasos fronterizos a lo largo del país.
El Coyte en invierno es una zona donde suele nevar mucho con heladas que se hacen sentir.
Generalmente se corta el tránsito, más allá de las particularidades de estos tiempos de pandemia donde se encuentra limitada la circulación.
Entre 1 y 2 vehículos suelen utilizar el Paso en esta época, si es que las condiciones climáticas lo permiten.
Además el relevo de personal se realiza entre 30 y 45 días mientras las condiciones así lo permitan.
La actividad se sostiene con un sistema de energía híbrido a base de paneles solares y baterías, también un grupo electrógeno y leña para calefaccionarse. Tener luz implica esperar que oscurezca para cuidar los recursos que a veces son escasos. No hay servicio de televisión ni tampoco internet. Es el silencio, el viento y la espera.
Realizan recorridas a pie y patrulla montada por los hitos de la zona.
A 82 años de la creación de Gendarmería como fuerza federal con presencia en todo el territorio nacional, un 28 de julio de 1938 y a 60 años de la puesta en funcionamiento de El Coyte, por primera vez una Mujer, será parte de su personal de servicio.
Melisa Beatriz Irala, formoseña de Pirané con 25 años de edad le tocó como destino de servicio El Coyte.
El control migratorio estará a cargo de una Mujer Gendarme con lo que le enseñaron en su instrucción de la Escuela de Sub-oficiales ubicada en Jesús María y con la ayuda de sus compañeros se adaptará a un nuevo lugar de trabajo.
Los aspirantes de la formación buscan alcanzar y afianzar las competencias profesionales y cualidades ético-morales y psicofísicas a fin de cumplir con el sistema educativo de Gendarmería Nacional.
Una vez egresados son destinados al amplio despliegue territorial con el propósito de asegurar la integridad de los 9500 km de frontera terrestre cubriendo los inmensos vacíos poblacionales de las zonas más alejadas e inhóspitas.
La mirada de género dejó de ser ajena a las fuerzas de seguridad y es un paradigma que atraviesa su formación y todos los ámbitos de gestión.
Melisa como cualquier integrante de Gendarmería sabe que su destino está signado donde la Patria lo necesite.
La delimitación de fronteras en nuestro país se dan en el marco del desarrollo del estado nacional, con polémica en la revisión de sus alcances para quienes habitaban estas tierras, conflictos entre países por sus límites, encuentros y desencuentros simbólicos, geográficos y culturales.
Lo que resulta indiscutible es que Gendarmería Nacional goza de prestigio y reconocimiento social.
Forjaron una idiosincrasia particular, definiendo y despertando con su conducta esa vocación especial por asegurar la soberanía en los rincones más extremos de nuestra geografía.
Y lo hicieron abnegadamente, tributando su sangre al honor y la gloria de la República Argentina. Combatieron siempre que fue necesario en un sinfín de escaramuzas contra la delincuencia, incluyendo bandoleros de leyenda.
Se preparan para servir al país, en esos lugares límites, donde todo resulta lejano, ellos se convierten en los centinelas que vigilan, observan y resguardan aquello que nos pertenece.
Los pasos fronterizos como El Coyte son el servicio que se convierte en Patria.
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