La conductora consultó al Presidente por la «polémica» y «cuestionable» expropiación de la empresa Vicentín y se notó a un Presidente bastante molesto apuntando que la pregunta estaba adjetivada con apreciaciones personales.
La respuesta no se hizo esperar y la periodista le respondió que tenía derecho a preguntar como mejor le pareciera. Además de replicarle el por qué de la utilización de los adjetivos que no le cayeron bien al Presidente.
En las redes sociales festejaban la «atendida» a la periodista por parte del Presidente. En la vereda de enfrente, los opositores a Alberto Fernández festejaron la pregunta de la periodista y llamaron «misógino» al presidente, por menospreciar la labor de esta brillante periodista.
Queda claro que la investidura debiera tener mayor tino para corregir a quienes preguntan aquello que lo incomoda. Situación que se ha repetido en el mismo tono con las periodistas Luciana Geuna y Silvia Mercado. El Presidente recomienda leer un poco más. En este caso la Constitución.
Del otro lado quienes traen la misma Constitución para recordarle al Presidente que la misma no le da atribuciones al Poder Ejecutivo para intervenir en una empresa privada más aún cuando se encuentra discutiendo su situación en el fuero judicial.
Polémicas más, polémicas menos queda en evidencia que el disenso no es el terreno que más le agrada al autoritarismo.