Trascendió desde la Casa de la Moneda que el país deberá comprar billetes para evitar posibles faltantes en tiempos de emisión récord.

Los mismos serán adquiridos por medio de una licitación internacional iniciada el 7 de julio para abastecerse de billetes de 500 pesos luego de dar marcha atrás con la emisión de un billete de 5000 pesos.
Los billetes de mayor valor estaban previstos para su haber durante los meses de junio y setiembre, pero ante las medidas para enfrentar la pandemia debieron emitir con mayor intensidad, por lo que se requiere importarlos.
La necesidad de importación para contar con circulante local le demanda al Estado nacional un gasto mayor pero le permitirá a la Casa de la Moneda la impresión de billetes de 1000 pesos.
Igualmente desde el Gobierno indicaron que no habría necesidad porque la entidad se encuentra trabajando con “normalidad”, el procedimiento licitatorio está en marcha.
Serían 250 millones de billetes de 500 pesos con entregas de 100 millones y 50 millones previsto para los meses de agosto, setiembre y octubre.
El desequilibrio monetario que generan la caída de la recaudación y el aumento de las necesidades del sector público como resultado de la pandemia de coronavirus, está al tope de las preocupaciones de analistas y operadores para el día después de la cuarentena.
El aislamiento, las restricciones de circulación y la caída de la actividad forzaron al Gobierno a impulsar medidas paliativas que tuvieron a la emisión monetaria como única opción de financiamiento, dado que la posibilidad de aumentar ingresos impositivos no está disponible y el acceso a los mercados de deuda está cerrado por el default de la deuda pública.
El panorama es complejo para los posibles escenarios post-pandemia y la emisión sigue siendo la medida para sostener el gasto, alcanza con pasar por un cajero para comprobar el uso de la “maquinita”.