La historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa, solía decir el pensador Marx. En la Argentina actual, eso parece convertirse en una máxima.
Sin ahondar mucho en la historia, Héctor José Cámpora fue el primer “presidente que no fue”, como lo describió el periodista Miguel Bonasso. Cámpora al Gobierno, Perón al poder, era la consigna de 1973. De hecho, Cámpora fue el titular del Poder Ejecutivo entre el 25 de mayo de 1973 y el 13 de julio de 1973. Su lealtad para con Juan Domingo Perón lo hizo convocar a elecciones anticipadas para cederle el trono a su líder.
Hoy la Argentina está viviendo un momento similar. Aunque no se avizoran elecciones anticipadas, hay varios hechos que demuestran que Alberto Fernández no está tomando las decisiones.
Esta semana, la Oficina Anticorrupción desistió de su rol de querellante en las causas que impulsaba en contra de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner conocidas como Hotesur y Los Sauces. “Alberto se enteró por los medios”, salió corriendo a aclarar el secretario general de la presidencia, Julio Vitobello, un albertista de la primera hora. Precisamente Vitobello había ocupado la Oficina Anticorrupción durante el mandato de Cristina.
Lo cierto es que el actual titular de esa oficina, Félix Crous, retiró al Estado Argentino del rol de querellante en esas causas, lo que fue interpretado por la oposición como un manto de impunidad para Cristina.
Esta semana también Alberto Fernández salió a desmentir la confección de billetes de 5.000 pesos. “Es una idea que circuló pero no lo vamos a hacer”, dijo. Sin embargo, el Banco Central ya tiene el diseño listo, ya compró papel, tinta, y la primera tanda de billetes estarían disponibles a mediados de junio. Para eso, el Banco Central gastó 9 millones de dólares para imprimir 200 millones de billetes de 5.000 pesos. Unos 20 millones de billetes deberán estar listos en junio, 60 millones en julio, la misma cantidad en agosto y otros 60 millones en septiembre. El ex ministro de Salud de Perón, Ramón Carrillo, y la primera médica argentina, Cecilia Grierson, serán la cara de la nueva denominación monetaria.
A esto se le suma el desaire por la liberación de presos. El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, intercedió ante jueces para que liberaran a Luis D`Elía y otros dirigentes políticos, que se extendió a miles de presos de todo el país con la excusa del coronavirus. Alberto Fernández y su ministra de Justicia, Marcela Losardo, dijeron que no estaban a favor de las excarcelaciones. Sin embargo, la liberación de presos ocurrió y Pietragalla sigue en su cargo.
Acá caben dos hipótesis: o Alberto Fernández miente o alguien toma las decisiones por él.
Desde el 10 de diciembre que en los pasillos de la Casa Rosada surge el interrogante lógico. ¿Quién gobierna? ¿Alberto o Cristina?
La pandemia le dio la oportunidad al presidente de demostrar que es él quien toma de las riendas. Los primeros días de cuarentena lo tenían como el vocero exclusivo y le estaba dando sus réditos de popularidad. Cierto es también que Fernández tuvo que tomar ese rol luego de que el ministro de Salud, Ginés González García, había dicho que el virus no iba a llegar al país, por la estación del año que estamos.
Sin embargo, el derrumbe de la economía, con cientos de miles de nuevos desempleados, de comercios y fábricas que cierran, y que el cepo no logra detener la escalada del dólar volvió a deteriorar la imagen presidencial. Y Cristina lo sabe, por eso La Cámpora gana cada día más poder dentro de la Casa Rosada. Curiosamente, el apellido del primer presidente que no fue.
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