La consultora se basa en el cruce de datos oficiales del BCRA (respecto de la deuda de las personas con los bancos) y una encuesta propia elaborada entre 6.770 hogares realizada entre el 22 y 25 de junio.
El deterioro en los ingresos causado por la cuarentena ha logrado que muchas familias dejaran de pagar compromisos y acumulen deudas como estrategia para afrontar la crisis.
Así, la deuda de las familias crece.
Si bien las deudas bancarias se redujeron 1,6 % en junio hasta los $ 1.168.217 millones debido a la caída en los créditos prendarios (-5,8%) y de tarjetas de crédito (-2%), la deuda no bancaria aumentó un 16,1% respecto de mayo y alcanzó los $ 736.902 millones, principalmente por el retraso en el pago de impuestos (+24%) y servicios (+15,5%).
En principio se dejan de pagar servicios como luz, gas, agua, teléfono, cable e internet. Luego se deja de pagar impuesto inmobiliario y patentes.
Otros factores que inciden en el análisis son préstamos, cuotas escolares, seguros, deudas con amigos y «fiado» en comercios cercanos.
La preocupación mayor es la deuda que se genera con prestamistas por los altos costos y riesgos que genera su retraso en los pagos.
«En promedio cada familia adeuda en junio $ 159.738, un 6% más que en mayo», señaló el informe.
El stock de endeudamiento de las familias argentinas creció 4,6% en junio empujado por las deudas «no bancarias», que aumentaron 16,1%, de modo que casi nueve de cada diez familias terminaron el mes con compromisos de pago pendientes, según el informe.
«Así mismo analiza que: «En la medida que se liberen más actividades es de esperar que las familias vayan regularizando sus deudas no bancarias. Pero ese proceso será muy lento e irá combinado con aumentos en el stock de deuda de quienes perdieron ingresos o empleo y no recuperan todavía«.
La post-pandemia nos encontrará tratando de saldar pasivos producto de la cuarentena y tratando de acomodarnos para movilizar la economía. Menuda tarea.
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